El guardián invisible (Mi crítica)

17 marzo, 2017
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17 marzo, 2017 Pedro Martí

Estas navidades me regalaron la famosa trilogía del Baztán, un conjunto de novelas negras ubicadas en el mágico lecho del río Bidasoa, en Navarra. Personalmente tenía muchas ganas de conocer los productos más “negros” de Dolores Redondo, la ganadora del premio Planeta 2016 por Todo esto te daré, por lo que me hizo mucha ilusión el regalo 😉

Me llamó mucho la atención el argumento del primero de los volúmenes: El guardián invisible, porque además de la magia del valle, de la introducción del misticismo vasco con el personaje del Basajaun (una suerte de Bigfoot vasco, es decir: con más cojones que un Bigfoot americano convencional) y sobre todo por el asesino ritual que se nos presenta. No spoileo a nadie si digo que este adorable sociópata se dedica a matar niñas de quince años, rasurándoles después sus partecillas de niña y dejándolas en posición virginal en el lecho del río con un pastelillo encima de… bueno… sus partecillas de niña. ¿No es escalofriante?

Hasta las portadas son bonicas 🙂

El libro funciona muy bien. Me gusta Amaia Salazar, su marido el english man, me gusta la complicada familia de la inspectora, ¡incluso me gusta su equipo de trabajo! Y esto es noticia, porque salvo por los compis de Wallander, nunca llego a sentir afecto por aquellos polis que no son el protagonista. Me gusta que, como ocurre con Camilla Lackberg, el personaje de Dolores regrese a su pequeño pueblo, reviviendo un sinfín de experiencias que  sin duda configuraron su personalidad.

Eso en cuanto a la genial novela, a la que solo le pongo un pero: ¿El guardián invisible? ¿En serio? El título se asemeja mucho a otra gran obra del género.

Pero… el sábado fui a ver la peli.

Cartelazo todo sea dicho

Está dirigida por Fernándo Gómez Molina, autor de algunas pelis decentes como: Palmeras en la nieve, y también de otras no tan decentes como: A tres metros sobre el cielo o Tengo ganas de ti.

La película no está mal, pero honestamente, esperaba mucho más. No soy de esos que para hacerse los cultos se niegan sistemáticamente a admitir que una peli o una serie puede ser mejor que un libro. De hecho, me gusta más Juego de Tronos que los libros, y lo mismo pasa con El club de la lucha o con un sinfín de novelas/pelis. Con este debut de Dolores Redondo, esperaba más a todos los niveles. La película puede verse, y de hecho presenta muchas cosas buenas:

  • Los planos y la fotografía son maravillosos.
  • Las escenas del pasado de Amaia están calcadas a las de la novela (para bien)
  • La banda sonora es buena, y las escenas al pie del Baztán funcionan bastante bien.

Pero por desgracia, tiene una colección importante de problemas que la lastran irremediablemente y que no le dejan llegar a ser un 7/10, sino más bien un 5’5/10 en la escala Martí.

  • El nivel de las actuaciones, en general, salvando a tres o cuatro actores, es muy deficiente. A mí sí me gustó Marta Etura como prota, y Carlos Librado como Jonan. Hay otros actores que no desentonan y que cumplen con sus papeles correctamente, pero hay unos cuantos que tienen el nivel de una serie española de las malas. Hay buenos actores en España, pero viendo los castings de algunas producciones, uno duda seriamente de la selección.
  • La película tiene huecos en el argumento que solo es posible rellenar si has leído el libro previamente. Esto a todas luces es un error muy grave. Viendo exclusivamente la película es extremadamente complejo comprender por qué llegan a resolver el caso. Se pasa por algunos detalles del caso muy de puntillas, obviando momentos importantes de la novela que dan sentido a que descubran de quién se trata. En la peli da la impresión de que de repente, por arte de magia, ven un par de fotos antiguas y se van a la caza del malo. Esto es, desde mi punto de vista imperdonable.
  • Otro de los pecados capitales de la cinta es que los diálogos no están bien adaptados al cine, sino que parecen extraídos directamente de la novela, que por supuesto merece un lenguaje más literario. No tiene ningún sentido que la tía Engrasi relate su encuentro con el Basajaun como si recitase un poema. No es creíble en ningún momento. El lenguaje no es familiar cuando debe serlo, ni típico de una comisaría. Una novela requiere un lenguaje que la película adaptada debe moldear para buscar verosimilitud. En este sentido hay algunos diálogos que llegan a dar un poco de vergüenza, no por los actores, que se defienden como pueden, sino por el texto que se les ha dado.
  • Cuando terminó la película, y me estaba planteando cuánto me había gustado, vino un mazazo final que de ninguna manera esperaba. En la novela, tras un accidente de tráfico, supuestamente el Basajaun (el Bigfoot) ayuda a Amaia guiándola con un silbido. Por supuesto, queda a la opinión del lector si el ser mitológico existe realmente o ha sido una alucinación, ya que la prota es muy escéptica. Pues en la escena final de la peli… ¡Aparece el Basajaun! Con esto se destroza todo ese juego de creencias y se cataloga sin querer a esta película del género negro como fantástica, sin ninguna necesidad.

Por último quiero recalcar que no digo que no vayáis a verla. Me parece que no está mal (teniendo en cuenta el bajo nivel del cine de hoy en día). Simplemente, id libres de expectativas, porque no vais a encontrar una Isla mínima, ni No habrá paz para los malvados, ni muchísimo menos Que Dios nos perdone.

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