La La hostia (crítica de ‘La La Land’)

25 enero, 2017
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25 enero, 2017 Pedro Martí

Creo que es justo comenzar esta entrada diciendo que no soy el mayor fan de los musicales.

Ayer fui a ver la película de la que todo el mundo habla. Gran galardonada en los Globicos de oro, favoritísima para los Óscar Mayer, todo el mundo maravillado con ella; pero… ¿Qué me iba a encontrar?

Venía de ver ‘Silencio’ hace unos días (un tostón importante dirigido por uno de mis ídolos, el gran Scorsese) así que mi primera pregunta al ver el cartel de ‘La La Land’ fue: ¿Quién cojones es Damien Chazelle?

Bueno, pues aquí lo tenéis. Os presento al director de la película del momento.

Con esa sonrisita inocente del que se mueve con humildad, tratando de no hacer ruido en un mundo en el que parece haberse metido antes de tiempo, sin pretender molestar a las leyendas del celuloide con su insultante osadía cinematográfica; Damien Chazelle, de tan solo 35 años, ha dirigido una cinta que sin lugar a dudas, trasciende.

Nada más ver su carita de niño que no ha roto un plato, pensé: ¿habrá hecho algo antes este zagal?

Así fue como di con ‘Whiplash’, una peli de hace dos años. No sé cómo de buena será, pero para en que Filmaffinity la primera película de un director joven tenga un 7.8 de nota media, con más de 40.000 votantes; mala no puede ser.

Sin duda, Chazelle va a pegar fuerte en el mundo del cine en los años venideros, y un servidor se atreve a aventurar que este chaval casi imberbe que ha maravillado a propios y extraños con tan solo dos pinceladas en forma de películas, se convertirá en una leyenda del cine más pronto que tarde. Desde luego, su progresión nada tiene que envidiar a la de otros genios del celuloide.

En una época en la que el cine adolece de una crisis de ideas sin precedentes, en la que estamos hartos de ver remakes, reboots, pelis sobre videojuegos, refritos de refritos de películas (en menos de 10 años llevo vistos 3 Spiderman diferentes); películas como La La Land, suponen un soplo de aire fresco tan necesario como el respirar. El cine necesita más películas como ésta (o como ‘The Artist’ en su día)

¿Es tan buena La La Land?

Rotundamente, sí. Se trata de una película preciosista hasta el extremo, en la que cada detalle está trabajado de manera excelsa. Las luces, por ejemplo, cobran una relevancia vital en la vistosidad de las escenas, y muchas veces nos dicen más cosas que el propio diálogo. La banda sonora es sencillamente genial, cargada de melodías que van más allá de la sala, y que te vuelves a casa tarareando e incluso cantando. Las actuaciones de Ryan Gosling y Emma Stone son brillantes, aunque de esto mucha culpa tiene el excelente guion de Chazelle (¿había mencionado que además de ser el director es el guionista?). Es una película, por otra parte, entretenidísima, en la que no sobra ni un maldito minuto de metraje. (Valoro esta cualidad especialmente porque venía de ver ‘Silencio’).

La primera hora y cuarenta minutos es una pasada colorista, una oda a la belleza, a la búsqueda de los sueños. Y el colofón, con esos últimos veinte minutos que quitan el hipo y que te emocionan irremediablemente, la convierten en una película que se queda en tu retina y que sin duda recomendarás a todo el mundo.

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